Mabon es el nombre que recibe el equinoccio de otoño en ciertas festividades paganas que rinden culto a la naturaleza, la rueda de la vida y a los animales.
Formado por un ciervo abrazado por maleza y hojas de hiedra, y sus astas evolucionando en ramas de árboles, esta obra alude a las estaciones, y al ciervo como símbolo de poder, fuerza y libertad. Quiere concienciar al entorno rural sobre la importancia de cuidar el medio ambiente, y hacer reflexionar a sus habitantes sobre prácticas como la caza.