En este mural, de estilo surrealista y pop, el bisonte funciona como icono de la prosperidad y la abundancia en algunos pueblos de América y Europa, sin caer en estereotipos visuales. Hace una llamada hacia el espectador a través de las bocinas y cornetas que salen detrás de él, pretendiendo hablar sobre las motivaciones, la utopía y la migración, práctica común para toda la especie humana.