Dile a la jardinera que traigo flores I
En su investigación sobre Jaén y su cultura, la autora llega hasta los bordados de las monjas Dominicas, asentadas en Jaén, y que siguen funcionando desde el siglo XV hasta nuestros días. Interesada por sus bordados, relaciona su trabajo con la flora autóctona de la zona, dando como resultado un patrón de flores doradas, como el hilo de oro usado por las monjas, sobre el fondo verde, directamente relacionado con la naturaleza y el medio ambiente. En su interpretación personal de la cultura jiennense, da forma a la flor de olivo, la flor de pepino, la perpetua y la retama loca, como bordados de un mantón.