El paisaje de la Huerta de los Frailes queda señalado con la obra de Mario Paniego, quien nos dirige la mirada hacia el entorno a través de su escultura.
Este tótem-pájaro-atalaya nos indica el lugar al que debemos mirar, desde que sale el sol hasta que se oculta, recordando al espectador esos altares propios de lugares sagrados.