Irene hace su interpretación de lo que es la libertad, con una serie de fotogramas del movimiento de un galgo corriendo libre, sin collar ni bozal, en una carrera eterna. Superpone las fases del movimiento para dar esa sensación de velocidad, y busca la belleza en la esencia de las cosas. El mural está realizado con pintura acrílica, en tonos grises, y contrasta con el entorno en el que se encuentra, con las montañas de Carchelejo de fondo.